Existe
mucha confusión en torno a la palabra “cantautor”, ya que en castellano no
refleja la realidad que reflejaba la palabra en francés de la que se tradujo,
que implicaba: “cantante de contenido poético, de texto, de poesía”, pues así
expresada en castellano -incluso en catalán, gallego y vasco- viene a
significar simple y llanamente, en sentido lato, “cantante que canta sus
propias canciones”; según lo cuál, sería también cantautor Miguel Bosé (cosa a la que me opongo desde el sentido estricto),
y no lo serían -y eso es lo peor- Paco Ibáñez o Amancio Prada.
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Paco Ibáñez y Raimon en el Teatro Olympia (París) |
Por
tanto, lo que define al cantautor es el contenido de sus canciones: un
contenido poético; el cantautor, además de músico, ha de ser poeta o también
intérprete de poesía. ¿De toda poesía? En principio sí, pero especialmente de
una poesía que va dirigida al pueblo, sencilla sin perder su componente poético
o metafórico, que sirve para abrigar y despertar conciencias y esperanzas.
Hablamos de la poesía que nace durante los años 30, con Lorca, Alberti, Miguel
Hernández y León Felipe entre otros, que encuentra su continuidad en Celaya,
González, Fuertes, y que acabará cuajando en las voces de Paco Ibáñez y Raimon
primeramente, para extenderse afortunada y felizmente a lo largo de toda la
geografía vocal, en gargantas de los cuatro puntos cardinales del país.
¿Un arte proletario? Para mí no hay problema. Todo arte
verdadero será arte proletario. Quiero decir que todo artista
trabaja siempre para la prole de Adán. Lo difícil sería crear
un arte para señoritos, que no ha existido jamás.
Antonio Machado: Consejos, sentencias y donaires de Juan de Mairena y de
su maestro Abel Martín (“Hora de España”, nº 1; Valenica,1937)
Poco nos quedaría a nosotros añadir después de lo sentenciado por Antonio
Machado a través de sus alter egos. Nadie debería dudar que la poesía nace en
los tiempos primitivos y antiguos en el pueblo, para recordar diferentes cosas,
alabar hechos y un largo etcétera cuando nace unida a la música.
En España surgiría un movimiento
popularizador de la poesía, gracias sobre todo a los antecedentes de Antonio
Machado y Miguel de Unamuno, después del movimiento poético del 27: si en un
principio el lema de los poetas del 27 fue “poesía para quien la entienda”,
después, con el neopopulismo que llegó, fue “poesía para todos”
La Generación del 50 ofrecía una
nueva visión de la poesía: no una falsedad intelectual, sino el reflejo de la
situación que vivía el país de verdad: un país que no era de soldados ni de
banderas ni de destinos gloriosos, sino de pastores, agricultores, obreros y
emigrantes.
España se había quedado sin sus mejores poetas: bien
asesinados, bien exiliados, o bien silenciados; así que estos poetas fueron una
bocanada de aire fresco contra una reacción literaria que había vuelto a
instaurar una aristocracia intelectual: un arte para señoritos.
Los mejores poetas contemporáneos españoles estaban prohibidos, total o
parcialmente, pero eso no impidió que una juventud ávida de la palabra los
buscara… Y, ¿por qué no? los cantara.
Es en 1956 cuando Paco Ibáñez, iluminado por la Chanson francesa,
comienza a musicalizar poemas de poetas clásicos como Góngora o Quevedo, y también
de Lorca, Alberti y Miguel Hernández para acabar musicalizando también a los poetas
contemporáneos como Celaya y Blas de Otero. A partir de ahí, Paco se convierte
en un referente, demostrando que la poesía española podía convertirse en un
himno de la resistencia: “A galopar” de Alberti, “España en marcha” de Celaya y
muchas más, en su voz, serían coreadas por la juventud anti-fascista durante
todos aquellos años. Dicen que cuando Celaya oyó uno de sus poemas en la voz de
Paco le dijo: “Puedes coger todos los que quieras”.
Pero también se cantan a poetas extranjeros, especialmente latinoamericanos,
como el cubano Nicolás Guillén o el chileno Pablo Neruda, amén de un poeta
novel como Mario Benedetti entonces. Se canta también al inmortal Bertold
Brecht, sea en castellano (“La cruzada de los niños”, por Adolfo Celdrán), en
vasco (“Liluraren kontra” -Contra el embeselamiento-, “Denok ala inor ez” -O
todos o ninguno- por Mikel Laboa) o en lo que fuera. E incluso poetas
nortemaericanos del movimiento beat, como Allen Ginsberg, cantado por Hilario,
o el griego Kavafis, adaptado por Pere Quart y cantado por Lluís Llach o Marina
Rossell. Y un largo etcétera.
Adolfo Celdrán en "La cruzada de los niños" (de Bertold Brecht)
Por supuesto, se llega a una especie de alianza entre poetas y cantantes,
también con poetas nuevísimos como, por ejemplo, Agustín García Calvo: los
cantantes llegan a cantar el poema al tiempo que este se está editando.
Por otra parte, no sólo se cantaban a
poetas de izquierdas: la poesía, a fin de cuentas, si es buena es buena. Por
ejemplo, Elisa canta a Manuel Machado, que, al contrario que su hermano, militó
voluntariamente en las filas intelectuales franquistas, al igual que Gerardo
Diego o el gallego Álvaro Cunqueiro, que es cantado por Luis Emilio Batallán.
Así que esto viene a demostrar que el interés del cantante por la poesía no era
meramente político.
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Patxi Andoin |
Sin embargo, algunos cantantes no necesitan de los poemas de los demás al
elaborar una maravillosa poesía. A estos los habíamos llamado cantautores
“auto-suficientes” porque sólo cantaban su propia poesía, general o
parcialmente. Patxi Andión, Labordeta, Aute, Pablo Guerrero, Hilario Camacho,
Xabier Lete, J. A. Arze hacen su propios textos, e incluso para otros
compañeros. Además, muchos cantantes también plasmaban su visión sobre la
poesía, una poesía que debe servir para todos y no para unos para pocos, una
poesía que tiene que abrigar y despertar conciencias.
La cultura actual española debiera estar agradecida a estos cantores, porque no sólo conservaron, mantuvieron y restauraron a los grandes poetas prohibidos por el franquismo, también ayudaron a su difusión en un país altamente analfabeto y sin escolarizar; incluso hoy, muchos de los que somos aficionados a esta música descubrimos poetas y poemas hasta entonces desconocidos, incluso en los otros idiomas cooficiales; ahí, los cantautores vascos, gallegos y catalanes hicieron un gran favor a su cultura, dándoles a conocer a los otros a grandes poetas que de otra manera, además de la barrera idiomática, no los hubieran podido descubrir nunca. Si no hubiera sido por ellos, en las escuelas, quién sabe, tal vez no se hubiera enseñado más allá de Bécquer y aún así, todavía faltan reconocimientos, y lo que es peor, el peligro de que renazcan las aristocracias culturales y esto es realmente peligroso, porque supondrá una reacción a los tiempos en los que sólo un grupo preparado económicamente pueda acceder a la cultura. A fin de cuentas, es posible que esto se esté haciendo...
Mes despido con este vídeo de Patxi Andoin cantando los sonetos 37/73 que introducen este texto: "Poesía para despertar conciencias"
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