"El
tiempo es muy lento para los que esperan... muy rápido para los que tienen
miedo... muy largo para los que se lamentan... muy corto para los que festejan.
Pero... para los que aman... el tiempo es eternidad"
La mayoría de las
acciones y sentimientos se hallan dentro del marco de tiempo cronológico,
aquél que se puede contar en años, meses, minutos. Sin embargo, existe en
nosotros el tiempo subjetivo, que no hace uso de ninguna medida para
calcular lo transcurrido, pudiendo ser insignificante o eterno. Es así
que un par de meses pueden resultar una eternidad, y decenas de años pasar en
un parpadeo.
Esta canción original
del disco "Comienzo y final de una verde mañana" , es una de
las mejor logradas y conocidas de Pablo Milanés, gran cantautor cubano y
uno de los fundadores de La Nueva Trova Cubana.
Los restos que
alguien deja cuando se va pueden permanecer escondidos por algún tiempo y
finalmente desaparecer. Sin embargo, otros intentan seguir tal camino, sólo
para descubrir que son indelebles. En la propia concepción de la soledad,
esos recuerdos son los que intentan llenar el breve espacio en que esa
persona no está. El olvido sería la opción adecuada, pero como decía
Benedetti, el olvido está lleno de memoria.
Y en ese breve
espacio subjetivo en el cual uno se llena de esperanza, con una respuesta
positiva ante el no saber si volverá. Rompiendo todos los esquemas
de la lógica, se espera que el espacio vacío e imaginario interior se vuelva a
ver bañado de la gracia perdida.
Claro está, no hay
personas perfectas, sin embargo la sangre que fluye del corazón a la cabeza
puede hacer pronunciar lo contrario, falso. El hecho de aceptar la imperfección
de la otra persona, en contraste a lo soñado, da pie a que, en caso de llenarse
aquél espacio, no vuelva a vaciarse.
Aquél espacio, aquél
brevísimo espacio...
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